viernes, 9 de mayo de 2008

Segundos Catastróficos

Companys.....

Hace poco ví por un canal del satélite una docu-serie que se llama 'Segundos catastróficos', en la cual se cuenta con morbo y sangre los instantes antes de un grave accidente de aviación, explosión de una refinería, etc. Vamos, que te alegra el día.

He pensado que el programa está poco exprimido, porque, quién no ha tenido alguna vez sus segundos catastróficos??

Como siempre, y para animar al resto a que cuente los suyos, os voy a contar uno de los míos, en formato televisivo.

Poco podía pensar Daniel Perez lo que iba a ocurrir en ésa soleada tarde de mayo.

Daniel estaba en su puesto de trabajo, como siempre, cuando algo no empezó a funcionar como debía.

(su mujer): se levantó como cada día, hizo lo de siempre, para nada podía creer lo que le iba a ocurrir, fue espantoso, todavía no nos hemos recuperado del trauma, de echo, creo que lo llevaremos toda la vida como un lastre.

Al cerrar su negocio, Daniel cogió el coche y se dispuso a volver a casa. Estaba cansado, llovía (que raro que llueva en Asturias) y las luces de su auto se distorsionaban con la lluvia y los otros coches.

A medio camino, Daniel empezó a encontrarse mal. Tenía la vista nublada y el sudor frío caía sobre su sien. Parecía que iba a perder el control de su auto, pero milagrosamente salvó el obstáculo y consiguió llegar a casa.

(un familiar): fue como una explosión muy fuerta. Sin darnos cuenta, estábamos todos en el suelo, algunos heridos, todos tapados por los escombros y sin saber cómo había sucedido.

Daniel llegó a casa como pudo, y se encontró con visitas de familiares. Había unas 20 personas en el salón de su casa, y entonces, todo desembocó en el desastre.

El fuerte dolor de tripa que llevaba desde hacía rato dijo basta, y al agacharse a saludar a la abuela de la tía de la nieta de la vecina del pueblo de unos, su esfínter dijo basta. Lo que en principio parecía ser un pedo se convirtió en una auténtica bomba.

(el cuñado): oimos un fuertísimo ruido, y al instante, todos estábamos sordos, heridos y llenos de mierda.

La fabada del menú de 7 euros (sí amigos, aquí todavía cuestan eso), llevaba chorizo echo de cerdos cercanos a la térmica, y además, estaban en mal estado. El pedo vino con sorpresa, reventó los vaqueros de Daniel , lo que produjo que la onda expansiva fuera todavía peor. Los dientes de la abuela saltaron por los aires, el gato blanco parecía un tigre de bengala, la onda expansiva mandó por los aires a toda la corte, y en un segundo, Daniel se encontraba mejor, pero era el único...

(el jefe de los bomberos) Tuvimos que quitar escombros durante más de dos horas para llegar a los heridos, era una imagen dantesca, todos por el suelo, cubiertos de mierda, algunos con luxaciones y metralla de fabas, creo que ha sido el peor rescate que he echo en mi vida. Todavía me cuesta conciliar el sueño.

Aquella tarde de mayo pasó a la historia de Pola de Siero como el de la explosión del gas, porque si el culo tuviera que haber pagado los cristales rotos de todo el vecindario, las heridas y demás, hubiera sido el fin.

Afortunadamente, Daniel no sufrió ningún desgarro, y pudo reanudar su vida con ayuda psiquiátrica. Hoy, con ingesta diaria de aerored, Daniel y su familia se recuperan de las heridas, esperando que no vuelva a suceder jamás.


La Carrpa

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